miércoles, 1 de octubre de 2008

LA BATALLA POR NACIONALIZAR EL AGUA

Después de la carta que el obispo de Aysén hizo pública hace un mes, un grupo de parlamentarios y actores públicos, alzaron la voz para modificar nuestro Código de Aguas. El fin: que el 80% de nuestros recursos hídricos no sigan en manos extranjeras. Ya tienen proyecto de ley bajo la manga.

Tras largos años de debate a nivel ciudadano y en un escenario donde el 80% de los recursos hídricos del país está en manos de una transnacional -Endesa-, finalmente llegó a arenas políticas una propuesta formal para modificar uno de los puntos más controvertidos de la Constitución de 1980: La Ley de Aguas.


Ayer se formó el primer Frente amplio para la nacionalización del agua en Chile", agrupación que reúne a un conjunto de actores provenientes de todas las esferas públicas y que busca -con un proyecto de ley bajo el brazo- reformar constitucionalmente el dominio público del recurso para repatriar nuestras aguas y volver a controlarlas.


"Esto es una aberración que no podemos permitir que siga pasando. Los intereses detrás del agua la convierten en un negocio sucio, con títulos indebidos para privados, adquiridos gratuitamente y que hoy se prestan para especulación financiera. Eso tiene que parar ya", dice Nelson Ávila, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado y uno de los que suscribe el grupo. La iniciativa pretende modificar uno de los Códigos de Aguas reconocido como uno de los más neoliberales del mundo, ya que entrega la potestad de lucrar con el recurso a cualquier privado que se la adjudique.


"Este jaque mate constitucional-legal, como nosotros lo llamamos, nos lleva, si tú lo miras de cerca, al monopolio total de los recursos hídricos y energéticos, eso queda muy claro. No sé cómo vamos a terminar con esto, pero ya es bueno que empecemos a discutir algo que venimos pidiendo hace casi 20 años", dice Juan Pablo Orrego, coordinador nacional de la ONG Ecosistemas. Según Orrego, en este momento es inconstitucional expropiar derechos de aguas, por lo que hay que "hincarle el diente" a la reforma y estar atento al debate.

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